¡VOLVER A EMPEZAR!

Nunca es tarde para ello. Hace tiempo que este blog quiso caer en el olvido pero la memoria siempre recupera lo que desea como un instinto de supervivencia para no dejarse desaparecer. En un principio quise contaros cómo encontraba el mundo a través de imágenes. Dicen que una de ellas vale más que mil palabras. No lo sé. Lo que sí sé es que necesito escribir para ser un poquito más feliz. Pero escribir requiere de mí un esfuerzo y unas fuerzas de las que, a veces, carezco. Es cuando enmudezco, cuando mi alma otoñea. Mas, tarde o temprano, la luz de las personas que me rodean me regala retazos de un verano que siempre ilumina. Quizás esta época de creciente oscuridad no me deja ver con claridad los bonitos paisajes que siempre nos rodean. Quizás, a partir de hoy, sea mejor que  intente mostaros el mundo que ven aquellos seres que, afortunadamente, no tienen almas que se acompasan con las estaciones del año. Sin quizás y con toda seguridad este nuevo comienzo sea lo más complicado que haya intentado hasta ahora jugando con las palabras. Es difícil transcribir la apabullante lógica de un niño o niña de siete años para una persona que dejó ya muy atrás esa luminosa edad. Pero es más complicado para mí dejar de intentarlo. Espero no defraudarlos. A ellos. A los de alma primaveral.

Si en un tiempo pasado un famoso entrenador argentino deleitó a sus seguidores con la afirmación de que "el fútbol es un estado de ánimo", hoy, yo, una simple maestra de primaria me atrevo a afirmar que "la vida es un estado de ánimo". La vida en sí, esa corriente en la que nadas a contracorriente o te dejas llevar aceptando la orilla a la que te lleva. No me refiero a las circunstancias en las que vas pasando los días, me refiero a esa sensación de plenitud en la que, a veces, nos encontramos. Son esos momentos en los que parece que el mundo está diseñado exactamente para que tú transcurras por él, libre de cargas y pesadumbres. Los niños son para mí "la vida" así entrecomillada. En ellos descubres lo que tu alma te dice en silencio: vive ahora. Ellos viven y contagian su espontaneidad, su auténtica realidad, sin disfraces ni caretas aunque disfruten cada instante como si estuviesen celebrando un carnaval infinito. El estado de ánimo de los niños hace que el sol brille o la niebla lo entristezca todo. Todo lo que para mí es importante. La vida.

Las personas que sigan este blog estarán preguntándose dónde están las fotos que iba a comentar, como era mi intención, expuesta en la primera entrada llamada "Corazonadas". Y lo mismo me pregunto yo. Pasan los días sin retorno posible y con ellos miles de momentos que una cree poder llenar de cachitos personales hechos de fotos y escritos. Y, llegada la noche, ahí donde el silencio es tu música de fondo, es cuando te das cuenta de que otras muchas oportunidades marcharon con la luz del día, escaparon allí donde el futuro y los sueños de los que también está hecho te esperan mañana para regalarte otros muchos instantes cargaditos de posibilidades para dar un poco de lo que eres a los demás, si tienes la fortuna de que te lo acepten. "La sal de la vida " lo llamo yo. Y me estoy quedando sosa. Muy sosa. Mil perdones.

Ayer por la tarde leí que un niño muere cada cinco segundos, lo que dura un instante, cinco niños muertos cada instante. Decía el artículo que actualmente en España hay 2,2 millones de niños pobres. Hoy, aquí, a nuestro lado. Reconocía la FAO en ese mismo artículo que la agricultura podría alimentar a 12.000 millones de personas, el doble de la población actual. Pero mientras ellos hablan y hacen estadísticas un niño deja de estar con sus padres, deja de jugar, de sonreír. Pensé en vuestros hijos e hijas, y en las mías y en otros muchísimos niños y niñas y  le dí gracias a la VIDA por poder alimentarlos, cuidarlos, quererlos hasta el infinito...Nosotros somos muy afortunados. Pero nuestras conciencias deben saber que, hoy, incomprensiblemente, la pobreza tiene cara de niño.

Después de tantos años me asombra el tener un día escolar dedicado a las Letras Gallegas como si fuese algo puntual que solo merece recordarse una vez al año. Quizás ahora mismo algunos de vosotros estéis pensando que yo no soy la más apropiada para hablar ya que escribo los blogs en castellano. Eso es indudable. Mas en mi sentir el idioma gallego, no solo es la lengua en la que escribo en muchísimas ocasiones, sino que es la esencia de una cultura, de un modo de ser, la raíz principal de un país. Nosotros tenemos la fortuna de poseer dos lenguas hermanas. Ojalá que siempre sean, por lo menos, gemelas. Sería una lástima tener tanto y no dejar nada a las generaciones futuras. Un idioma no debiera convertirse nunca en una especie en extinción. Un idioma debería sentirse como un tesoro de incalculable valor aunque, pueda parecer, que en el mercado se venda actualmente a bajo precio. Valor y precio no son la misma cosa. No quisiera olvidarme nunca de eso.

Por algún motivo que a mí desde luego se me escapa los banqueros españoles nos persiguen sin nosotros merecerlo. Y, según yo los observo, no vienen solos, aparecen casi siempre acompañados por peticiones que creo, objetivamente, injustas. Peticiones permitidas por los gobiernos de los estados. No entiendo mucho de economía pero me parece inmoral que, por ejemplo, intenten y quizás desgraciadamente consigan dejar a la enseñanza pública, que es lo que a mí me afecta muy directamente, con menos recursos, no solo económicos, abocando a los alumnos y alumnas de hoy a una formación académica y humanista menos completa de la que se merecen. Me parece injusto, indecente e inmoral. Pero solamente es la opinión de una maestra que no entiende mucho de economía.

¡Cuánta nube gris hubo en el cielo estos días! No nubes blancas hechas de algodón y de nieve ni nubarrones negras cargadas de futuras tormentas, grises como los trajes grises que llevan los titulares de notarías. Hoy el viento llegó para alejarlas, para llevarse su color plomizo a otros lugares. Siempre imagino al viento como el Limpiador del Universo, él se lleva lo que coge por delante, lo que nunca le hace sombra. Mientras oigo el ruido que hace para sentirse escuchado pienso en las cosas que yo me llevaría si la vida me convirtiese en él. Limpiaría nuestra Tierra de maldad, de injusticia, de violencia, de desesperanzas y de falsos sueños dejando correr un aire que nos envolviese en alegría y en cariño. No soy viento pero quizá tenga sonrisas de colores. Como tú.

Tengo la sensación de que es bastante generalizada la opinión de que los deportes y, más concretamente el fútbol, no deberían tener la incidencia que parecen poseer en el estado de ánimo e, incluso, en la felicidad de muchas personas. "Y con la que está cayendo..." dicen. Yo no lo tengo muy claro, como casi nada tengo completamente claro en la vida. Es por eso, "por la que está cayendo" por lo que, quizás, muchas personas tengan puesta tanta ilusión, aunque sea efímera, en el espectáculo del fútbol . Tal vez durante esos noventa minutos añadidos a horas antes y horas después olviden los problemas que arañan haciendo daño la piel que protege su interior. Tal vez sea contraproducente intentar evadirse de la realidad tal como es y no como debiera ser celebrando goles y triunfos de unos o de otros deportistas. Pudiera ser. Mas si en ese tiempo de fuga de la "verdad" que se nos presenta día tras día, queramos o no, un corazón deja de desgarrarse o una sonrisa se cuela en la tristeza haciéndose fuerte en cualquier rostro para mí valió la pena y aunque no haya visto el partido celebrará mi alma su alegría.

CORAZONADAS

En las entradas de mi nuevo blog espero ir dejando a quien quiera recibirlos trocitos de mí con forma de palabras y de fotografías. En cada una de esas entradas podréis leer lo que mi corazón haya escrito, alejado, en lo posible, de la analítica y racional mente. En mi personas me fío más de las intuiciones o corazonadas que de los juicios objetivos en mí imposibles. Cada palabra que escribo sale del interior, no de la mente sino del alma. Cada escena que captura la cámara fotográfica es vista por unos ojos sin pestañas ni pupila que se encuentran en algún sitio dentro de mis entrañas, es una de las muchas causas que hacen que mis fotos ni sean técnicamente perfectas ni, muchas veces, estéticamente agradables, simplemente quieren ser reflejos de lo que mi ser percibe, muchas veces feliz, otras...un poco menos. Son, palabras e imágenes, trocitos de mí envueltos en corazonadas.