sábado, 5 de mayo de 2012
Tengo la sensación de que es bastante generalizada la opinión de que los deportes y, más concretamente el fútbol, no deberían tener la incidencia que parecen poseer en el estado de ánimo e, incluso, en la felicidad de muchas personas. "Y con la que está cayendo..." dicen. Yo no lo tengo muy claro, como casi nada tengo completamente claro en la vida. Es por eso, "por la que está cayendo" por lo que, quizás, muchas personas tengan puesta tanta ilusión, aunque sea efímera, en el espectáculo del fútbol . Tal vez durante esos noventa minutos añadidos a horas antes y horas después olviden los problemas que arañan haciendo daño la piel que protege su interior. Tal vez sea contraproducente intentar evadirse de la realidad tal como es y no como debiera ser celebrando goles y triunfos de unos o de otros deportistas. Pudiera ser. Mas si en ese tiempo de fuga de la "verdad" que se nos presenta día tras día, queramos o no, un corazón deja de desgarrarse o una sonrisa se cuela en la tristeza haciéndose fuerte en cualquier rostro para mí valió la pena y aunque no haya visto el partido celebrará mi alma su alegría.
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